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RESUMEN
La
investigación constituye el medio
de intervención que permite establecer
diálogos y trabajo entre pares, definiendo
objetos claros de trabajo y a la vez posibilita
a la universidad interactuar con la comunidad
política, académica, institucional,
económica y local, logrando de esta
manera alcanzar soluciones sostenibles,
concretas y costo efectivas, de manera integral
con todos los involucrados. En el marco
de cooperación con proceso participativo
orientado a revisar retos en el sector de
agua y saneamiento en Costa Rica se pretende
fortalecer las capacidades que permitan
orientar, priorizar esfuerzos y promover
iniciativas de cooperación Sur-Sur
y Sur-Norte en el contexto de la Gestión
Integrada del Recurso Hídrico.
PALABRAS
CLAVE
Universidad,
investigación, Gestión Integrada
Recurso Hídrico.
ABSTRACT
The
research is a means of mediation that permits
to create communication and share work between
partners. It defines the clear objectives
of the work; besides, the research makes
possible the involvement of the University
with the political, academic, institutional,
economic, and local community to surpass
sustainable, concrete and effective cost
effective solutions in a comprehensive way
with all the people involved. In the framework
of cooperation with the participatory process
to review challenges in the water and sanitation
sector in Costa Rica, it is expected to
strengthen the capacity that allows to guide
and prioritize efforts, as well as, to contribute
to promote initiatives of cooperation South-South
and South-North in the context of the Integrated
Management of the Water Resource.
Keywords
University,
research, Integrated Management of Water
Resource.
1. INTRODUCCIóN
Históricamente, las universidades
no fueron diseñadas de acuerdo con
alguna idea o concepto predeterminado, sino
que fueron evolucionando a lo largo del
tiempo y definiendo en este proceso sus
características, valores, principios
y objetivos (González, 1997). Actualmente,
la investigación constituye su razón
de ser, dado que es la base primordial de
la docencia y la esencia misma de la proyección
social (Hernández, 2007). No obstante,
la universidad enfrenta unos retos de enormes
dimensiones que no puede evadir; entre éstos
están los notables cambios en las
profesiones y las disciplinas que resultan
del vertiginoso desarrollo científico
y tecnológico que aporta nuevas interpretaciones
y nuevas estrategias de trabajo (Hernández.
2003) así como los nuevos retos ambientales,
producto de un modelo de desarrollo insostenible
que ha puesto en aprietos los sistemas naturales,
como por ejemplo, la escases de agua segura
y saneamiento y el aumento de la contaminación
en las fuentes hídricas. Se requiere
de un proceso que promueva la administración
y desarrollo coordinado del agua, la tierra
y los recursos relacionados, con el fin
de maximizar el bienestar social y económico
resultante de manera equitativa, sin comprometer
la sostenibilidad de los ecosistemas vitales
(GWP y TAC, 2000).
2. EL CONTEXTO LATINOAMERICANO
América Latina (AL) es una de las
regiones con propuestas innovadoras para
la gestión del agua; sin embargo,
paradójicamente es, también,
una de las regiones donde el deterioro ambiental
avanza con mayor rapidez. La realidad es
que aún no se tiene idea de cómo
aplicar realmente todos esos buenos propósitos
a la gestión del agua, donde en lugar
de un manejo integral se evidencia un manejo
sectorial, sin coordinación. Esto
ha conducido a una crisis de gobernabilidad
del agua en la cual los arreglos institucionales
tienen legalidad pero no legitimidad y casi
nunca es posible aplicarlos, dado que son
generalmente tomados de otros países
o corresponden a presiones de agencias internacionales
(Restrepo, 2004). Una buena gobernabilidad
requiere transparencia y responsabilidad,
con mecanismos de participación adecuados
a las necesidades, deseos y realidad local.
Es clave el papel del gobierno como facilitador
de procesos creando ambientes adecuados,
integrando las iniciativas públicas,
privadas y comunitarias, modificando y desarrollando
las instituciones con coordinación
interinstitucional e intersectorial, permitiendo
el uso más eficiente de los recursos
y la solución integral de los problemas
(Peña, 2000).
Paralelo
al tema de la gobernabilidad del agua se
debe comprender un fenómeno que se
ha instalado en el drama del desarrollo
latinoamericano: “la desigualdad”.
En AL la desigualdad se ha instalado y además
tiene una tendencia muy consistente a crecer.
Es evidente, por ejemplo, la inequidad de
la distribución de los ingresos,
la extrema inequitativa distribución
de la tierra (acceso a activos productivos),
en el acceso al crédito, instrumento
esencial para poder crear oportunidades
reales de desarrollo de pequeñas
y medianas empresas; otra inequidad muy
marcada es el acceso al sistema educativo;
la deserción y la repetición,
provocadas por las condiciones socioeconómicas,
minan a diario la posibilidad de que los
sectores pobres completen los estudios.
Otra desigualdad que está surgiendo
es el acceso a la informática y a
Internet, la cual forma parte de una nueva
categoría de analfabetismo, el “analfabetismo
cibernético” (Kliksberg, 2000),
pero se trata, en efecto, de mucho más
que desigualdad de rentas y riqueza, se
trata de una desigualdad de capacidades
y oportunidades (Prats, 2004).
Finalmente,
tal como lo cita Kliksberg (2000), el análisis
económico convencional para resolver
los problemas de AL pareciera que se está
tratando un tema técnico más,
de carácter neutro, donde sólo
deben predominar razonamientos costo-beneficio
para resolverlo, por lo que se está
cayendo en el gran riesgo, en el que hay
una acusada tendencia a la racionalidad
técnica, donde la discusión
sobre los medios reemplace la discusión
sobre los fines. Por ejemplo, la tecnología
es un medio para lograr fines, que a su
vez deben ser objeto de otro orden de discusión,
y si la discusión sobre los fines
desaparece, y si la racionalidad tecnológica
predomina sobre la racionalidad ética,
los resultados pueden ser perjudiciales
para la sociedad.
3. CARACTERIZACIÓN DE LA
UNIVERSIDAD LATINOAMERICANA
Acorde con la Unión de Universidades
de América Latina (UDUAL, 1999),
la universidad latinoamericana tradicional
se caracteriza por tener un carácter
elitista, determinado en muchos países
por la organización social misma,
con énfasis profesionalista, con
postergación del cultivo de la ciencia
y la tecnología, donde, además,
predomina la cátedra como unidad
docente fundamental, con una organización
tubular de la enseñanza de las profesiones,
con escasas posibilidades de transferencia
de un currículo a otro, los cuales
suelen ser sumamente rígidos y provocan
la duplicación innecesaria del personal
docente y equipos. Los métodos docentes
están basados principalmente en la
cátedra magistral y la simple trasmisión
del conocimiento, con altas deficiencias
en la enseñanza práctica y
de métodos activos de aprendizaje.
Por otra parte, a pesar que existe una preocupación
por los problemas nacionales no existen
suficientes vínculos con la comunidad
nacional o local ni con el sector productivo,
en buena parte debido a la desconfianza
recíproca entre la universidad y
las entidades representativas de esas comunidades
y sectores (UDUAL, 1999).
Además,
al lado de las universidades ha surgido
una variada gama de instituciones (institutos
y colegios universitarios, entre otros)
que contribuyen a ampliar y diversificar
las oportunidades educativas; no obstante,
existe una tendencia a ofrecer carreras
de ciclo corto, que en un principio deberían
responder a nuevas demandas sociales no
satisfechas por las carreras tradicionales,
generalmente de ciclo largo, y buscando,
de alguna forma, se articulen entre sí,
aunque la realidad en ocasiones es otra
donde se cursan las mismas carreras en la
mitad del tiempo que las de ciclo largo.
No
obstante, es importante mencionar que han
surgido asociaciones regionales que desempeñan
un gran papel en el fomento del intercambio
y la cooperación. También
es importante mencionar la creación
de estudios de postgrado, ligados a las
tareas de investigación, aunque no
siempre tienen el nivel adecuado ni responden
a un plan nacional, como debería
ser. Se están introduciendo métodos
de enseñanza más activos que
enfatizan sobre el aprendizaje más
que en la simple transmisión del
conocimiento; la “cultura informática”
está encontrando su lugar en el quehacer
de las instituciones de educación
superior.
Actualmente
se vive una considerable expansión
cuantitativa de las matrículas; por
ejemplo, entre 1950 y 1994 el número
de inscritos pasó de 270 mil a cerca
de 8 millones. Se vive un incremento del
personal docente y de los graduados. El
personal docente muchas veces carece de
formación pedagógica; según
un estudio realizado en 1994, en 540 universidades
latinoamericanas, sólo el 10% satisfacía
los estándares internacionales para
ser considerados profesores/investigadores
(UDUAL 1999).
4. INVESTIGACIÓN UNIVERSITARIA
La
Conferencia Mundial sobre la Educación
Superior en el Siglo XXI de la UNESCO del
año 1998, propone que “la misión
de la universidad es educar, formar y realizar
investigaciones”, contribuyendo, de
esta manera al desarrollo sostenible y al
mejoramiento del conjunto de la sociedad
mediante la generación y difusión
del conocimiento por medio de la investigación
(Hernández, 2007); sin embargo, en
el ámbito latinoamericano ha habido
una tendencia de divorciar la teoría
de la praxis, los investigadores se forman
bajo el modelo de los países desarrollados,
en contextos totalmente distintos, dificultándose
así la posibilidad de crear sentimientos
y valores de identidad, responsabilidad
e idoneidad técnico-científica-humanística
relacionados con los medios nacionales
en el Siglo XXI de la UNESCO en el año
de 1998, se propone que “la misión
de la universidad es la de educar, formar
y realizar investigaciones”, contribuyendo,
de esta manera, al desarrollo sostenible
y al mejoramiento del conjunto de la sociedad,
mediante la generación y difusión
del conocimiento por medio de la investigación
[2], sin embargo, en el ámbito latinoamericano
ha habido una tendencia de divorciar la
teoría de la praxis, los investigadores
se forman bajo el modelo de los países
desarrollados, en contextos totalmente distintos,
dificultándose así la posibilidad
de crear sentimientos y valores de identidad,
responsabilidad e idoneidad técnico-científica-humanística
relacionados con los medios nacionales y
regionales con el riesgo que se profundice
la falta de pertinencias de las élites
intelectuales con respecto de sus sociedades
provocando que las discusiones de docentes
y estudiantes no tengan identidad propia.
Prueba de ello, se evidencia en las exigencias
para la gestión del agua diferenciando
lo que son los países desarrollados
y los que están en vía de
desarrollo (ver figura 1).
Figura
1. Perfil de exigencias para la gestión
del agua en países desarrollados
y subdesarrollados
Ahora
bien, dando una mirada desde el punto de
vista de selección de tecnología,
Sperling (1996) realizó un estudio
comparativo en el que evidencia esto mismo
que se ha comentado en el caso de la gestión
del agua pero aplicado a la selección
de tecnología para el tratamiento
de aguas residuales (ver Figura 2). El problema
no consiste tanto en saber cómo usar
una tecnología particular sino en
la falta de un marco conceptual adecuado
para guiar el uso de la tecnología.
De manera simple esto significa que mucha
gente, con la responsabilidad de enseñar
o investigar, no ha recibido un marco educativo
adecuado sobre el que basar su práctica
(Casas, 2005).
La
ciencia y la tecnología tienen que
abrir sus puertas a la sabiduría;
soluciones científicas o técnicas
que envenenan el medio ambiente o degradan
la estructura social no son beneficiosas,
no importa cuán brillante hayan sido
concebidas o cuán grande sea su atractivo
superficial (Schumacher, 1983). Pulido (2006)
propone una transformación de la
propia estructura universitaria que posibilite
la investigación multidisciplinar
frente a la habitual investigación
por líneas de disciplinas académicas
(Pulido, 2006). No obstante, Jasper (1946)
dijo que “la transmisión de
meros conocimientos y habilidades sería
insuficiente para aprender la verdad, la
cual exige más bien la formación
espiritual del hombre”; para él
es claro que la voluntad de saber en estudiantes
y docentes es el estímulo principal
de la vida universitaria.
La
ciencia y la ingeniería producen
“el saber cómo”; pero
no es nada en sí mismo, es un medio
sin un fin, no es una cultura como un piano
no es música; dicho de otra forma,
el peligro no es porque carezcamos de conocimientos
científicos y tecnológicos,
sino porque tendemos a usarlos destructivamente
sin sabiduría, por lo que la esencia
de la educación es la transmisión
de valores (Schumacher, 1983).
Tanto
el estudiante como el profesor deben reflexionar
críticamente sobre su propia realidad
y que no se reflexione únicamente
con textos y modelos de análisis
y maneras de pensar extranjeras, tal como
sucede hoy en buena parte de nuestras universidades
y facultades (Velez y Davila, 1984). La
formalización apresurada de centros
de investigación sin que exista un
quehacer investigativo concreto con proyectos
de investigación, investigadores
y estudiantes vinculados efectivamente a
esa actividad, es peligrosa. Gerardo Galvis,
primer director y uno de los fundadores
del Instituto de Investigación y
Desarrollo en Abastecimiento de Agua, Saneamiento
Ambiental y Conservación del Recuso
Hídrico de la Universidad del Valle,
en adelante Cinara, afirma que “este
tipo de iniciativas no son temas de un día,
son temas de una vida, de muchas vidas y
tuvimos la disciplina, la terquedad y la
ilusión de apostarle a un proceso
de largo plazo; podíamos y deberíamos
tener un espacio para hacer un manejo del
conocimiento más metódico
y más amarrado a nuestra realidad”
(García, 2010).
Figura
2. Selección de Tecnología
para el tratamiento de aguas residuales
Ahora
bien, otro aspecto clave de comentar es
que para que exista una transferencia y
una apropiación del conocimiento
se necesita no solamente una capacidad de
gestión sobre los diferentes temas
involucrados en la integración (intencionalidad,
actores, estructuras organizacionales),
sino que adicionalmente existan requerimientos
y exigencias muy concretas en las políticas
del Estado para el fomento a la investigación
(Acevedo et al., 2005); es decir, es evidente
que las políticas públicas
juegan un papel determinante en los procesos
de transferencia, selección de tecnologías
y apropiación. De igual manera, los
problemas ambientales y, por ende, el desarrollo
investigativo, van a un ritmo acelerado;
sin embargo, nuestras instituciones y las
normas no lo hacen. Según el profesor
Latorre (2010), actual director de Cinara,
“lo primero que se debe distinguir
en este tipo de procesos es establecer la
necesidad de distinguir un diálogo,
un trabajo entre pares y conservar unas
relaciones horizontales, guardando las misiones
institucionales; la universidad tiene un
rol, las instituciones que trabajan con
el recurso hídrico y que tienen a
su cargo determinar la política pública
tienen otro, por lo que la clave está
en ¿cómo aprender a trabajar
en equipo guardando la identidad de cada
uno de los socios?; para ello es muy importante
tener objetos de trabajo claros a partir
de la identificación de necesidades
sentidas que generen un impacto importante
en la sociedad”. La universidad a
partir de la investigación (el medio
de intervención), en el caso de Cinara,
de una investigación aplicada, en
un trabajo conjunto con las comunidades,
donde el concepto de comunidad debe ampliarse
y no sólo los usuarios sino que interviene
la comunidad política, la comunidad
académica, la comunidad institucional
e inclusive la comunidad económica,
donde todas juegan un papel importante en
la definición de la política
pública. De igual manera, el profesor
Latorre argumenta que para realizar investigación
es muy importante el método y, tal
y como aparece en la literatura, dice que
“las tecnologías tienen el
sello cultural de las sociedades que las
producen, en consecuencia se requiere adaptación
y entendimiento de las tecnologías
y sus principios para poder influir sobre
ellas y apropiarse de ellas”. La filosofía
detrás de esto es siempre pretender
generar procesos de apropiación,
trabajo en equipo, métodos, formación
de redes de trabajo y difusión de
conocimiento, donde finalmente todo esto
se puede convertir en política pública
y materializada.
5. EL DOCENTE UNIVERSITARIO
El docente es parte fundamental del éxito
de la universidad en los campos de docencia
e investigación, pero también
se puede convertir en el principal obstáculo
del proceso. Ahora bien, desde su doble
tarea de investigar y enseñar, la
libertad o autonomía académica,
concebida como la ausencia de trabas y obstáculos,
simplificando al máximo sus compromisos
administrativos, es fundamental valorando
su principal función como su contribución
en la creación del pensamiento, estimulando
a la reflexión, sobrepasando la simple
instrucción para dar una verdadera
formación (Hernández, 2007).
Eminentes pensadores (Schelling, Fichte,
Shleiermacher y Humboldt) estudiosos de
la universidad alemana, a principios del
siglo XIX, hicieron importantes aportes
para la universidad en el mundo. Con respecto
a la función del docente universitario,
consideran que éste no se puede limitar
a enseñar y menos a tratar de enseñar
lo que él no ha logrado y conocido
en profundidad; por eso afirman que los
docentes vinculados a la universidad deben
investigar, buscar y producir ciencia. Sin
embargo, el docente universitario no se
escapa del divorcio entre la teoría
y la práctica, en la mayoría
de los casos se desdobla cuando por una
parte actúa como docente que se limita
a transmitir y reproducir unos saberes validados
por una comunidad de científicos,
mientras que por otra parte hace una investigación
científica que genera conocimientos
y que poco o nada tiene que ver con los
contenidos que transmite como profesional
de la docencia (Hernández, 2007).
6. LA GIRH EN AMÉRICA LATINA
Y LAS UNIVERSIDADES
Un nuevo informe de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU, 2010) sobre
los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM) destaca los avances que en términos
generales han alcanzado los países
de América Latina en materia de cobertura
de los servicios de agua potable y saneamiento.
No obstante, en ambos aspectos, falta avanzar
en cuanto a calidad de los servicios, especialmente
del agua potable, su desinfección
eficaz, la reducción de los problemas
de intermitencia, el nivel de pérdidas
y otros, tratamiento de las aguas servidas
urbanas y sostenibilidad de las prestaciones
en un escenario de creciente competencia
por el agua, destrucción de las cuencas
de captación, contaminación
y cambio climático. En el año
2006, nueve años antes del plazo
de cumplimiento de la meta señalada,
la región en su conjunto y las áreas
urbanas habían avanzado hasta tener
un 78 por ciento y un 86 por ciento, respectivamente,
de la población con acceso a servicios
de saneamiento mejorados. En las áreas
rurales se observa una brecha más
considerable en términos relativos,
ya que sólo un 51 por ciento de la
población tenía acceso a dichos
servicios en 2006, en comparación
con la meta del 68 por ciento. Así,
se hace necesario realizar un esfuerzo mayúsculo
por avanzar en el logro de los objetivos
fijados para 2015, sobre todo en los espacios
rurales de la región. (Cinara, 2010).
Sin
embargo, la situación real del recurso
hídrico es alarmante. La principal
presión sobre el recurso hídrico
en América Latina se debe a la extracción
excesiva del agua (especialmente para el
riego agrícola), la impermeabilización
(infraestructura urbana) y deforestación.
Por otro lado, la producción per-cápita
de residuos sólidos se ha duplicado
en los últimos 30 años, casi
el 90% de los residuos sólidos se
recogen pero más del 40% no se disponen
correctamente, lo que contribuye a contaminar
la tierra y el recurso hídrico; tal
es el caso de los lixiviados. También
se ha dado el aumento de la contaminación
proveniente de la escorrentía urbana
y el vertido de aguas residuales no tratadas;
la normatividad ha orientado las acciones
de control de contaminación en la
implementación de tasas o impuestos
y la centralización y depuración
de las aguas residuales en sistemas de tratamiento
(STAR), suponiendo la transferencia del
problema en el espacio y en el tiempo, precisamente,
sobre acciones «al final del tubo»;
se tienen problemas de coordinación
interinstitucional y finalmente poca efectividad
a pesar de las grandes inversiones (Galvis,
2009).
En
la búsqueda de la efectividad de
las soluciones, se debe empezar por gestionar
recursos para formar la gente y sobre todo
para la movilización de investigadores,
comprar equipos, abrir espacios para nuevas
opciones tecnológicas y, sobre todo,
trabajar con las instituciones y las comunidades
para que se den procesos de apropiación
de los resultados de la investigación,
que a su vez generen nuevas preguntas de
investigación (proceso constante),
permitiendo dar respuestas a problemas concretos.
Con
respecto a la adaptación y el desarrollo
de tecnologías, se ha insistido en
que no se puede llevar a las comunidades
tecnologías que no se han probado
antes, eliminando, el concepto de copiar
o comprar tecnologías llave en mano
(García, 2010). Según Galvis
(2010), la búsqueda de soluciones
costo efectivas deben estar orientadas no
sólo a la identificación de
las alternativas tecnológicas sostenibles
en agua y saneamiento, sino que deben estar
integradas y ser resultado de la participación
de los actores, el trabajo interinstitucional
en el contexto sociopolítico y ambiental
del área de estudio, tomando en cuenta
la escala de planificación, dado
que la forma en que se afrontan los problemas
en áreas urbanas con altas densidades
poblacionales es diferente a los sectores
peri-urbanos y rurales. Fruto de la participación
de los diferentes actores se generan cambios
en las políticas públicas,
acorde con lo expuesto por Latorre (2010),
y en las formas como se afrontan los problemas,
abordándolos de manera integral.
Por ejemplo, en el Informe Técnico
del Programa para la Sostenibilidad de los
Sistemas de Agua y Saneamiento (1998), en
el que se abordan los problemas y soluciones
en el ciclo del proyecto, se afirma que
el primer cambio es el análisis integral
de los problemas durante la fase de planeación
de los proyectos y que el análisis
sectorizado y fraccionado que hacen los
profesionales fue identificado como la causa
principal del fracaso de los proyectos de
agua y saneamiento en Colombia (Restrepo,
2004).
Por
otro lado, Sánchez (2010) afirma
que muchos de los problemas en el sector
del agua se repiten en todos los países
de la región, específicamente
en el caso rural. Otro aspecto es el distanciamiento
de la universidad con esa problemática
rural, particularmente en el sector de agua
y saneamiento. Además, es típico
ver la repetición de todos los errores
en ingeniería y el enorme esfuerzo
de la base de la sociedad, en este caso
las comunidades, con el fin de resolver
un vacío que los estados involucrados
no han sido capaces de resolver; comunidades
muy bien organizadas pero que prácticamente
han estado trabajando muy solas, especialmente
por el distanciamiento de las instituciones
que tienen que ver por cada uno de los servicios,
el total aislamiento del Sistema de Ciencia
y Tecnología para estos sectores
y, sobre todo, las bajas inversiones; sin
embargo, antes de verlos meramente como
problemas se deben focalizar como grandes
retos y grandes oportunidades de trabajo
para las universidades.
7. SOLUCIONES SOSTENIBLES
En muchos países en desarrollo, el
tratamiento del agua para consumo humano
sigue siendo un problema serio. Por razones
técnicas y económicas, el
tratamiento generalmente está orientado
a la extracción de turbiedad, impurezas
biológicas, hierro, manganeso, color
y olor. En algunos casos se han construido
plantas de tratamiento costosas y complejas,
donde, muchas de ellas no funcionan satisfactoriamente
(Visscher et al. 1992). No obstante, existen
tecnologías alternativas de menor
costo y niveles de servicio equivalentes
a los de las tecnologías convencionales
que pueden ser implementados en pequeñas
localidades (PAS et al., 2007). Según
García y Duque (1996), citado por
(Latorre et al., 2003), para las condiciones
de América Latina es importante enfatizar
en los siguientes factores: 1) soluciones
integrales (agua potable, saneamiento, aguas
residuales, basura e higiene); 2) participación,
organización y gestión comunitaria,
ya que los proyectos deben partir del reconocimiento
a la cultura local, tomando en consideración
los puntos de vista de todos, confiriendo
poder a la comunidad para la toma de decisiones,
especialmente en el proceso de planeación;
3) contar con tecnología apropiada
en armonía con la cultura local y
en concordancia con la capacidad financiera
y técnica de la comunidad; 4) la
capacidad económica y financiamiento
local, dado que la sostenibilidad requiere
de un flujo de fondos continuo que permita
cubrir los costos de operar, mantener y
reemplazar las instalaciones, al igual que
administrar todo el sistema; 5) funcionamiento
(operación) y mantenimiento, y deberá
estar en armonía con los recursos
disponibles localmente, con la capacidad
tecnológica de la comunidad y con
sus características culturales; 6)
el manejo del recurso hídrico, considerando
una gestión integrada del agua, el
suelo y los recursos naturales; y, por último,
7) contar con apoyo institucional de manera
que estén claramente definidas las
funciones de las diferentes entidades relacionadas
con el abastecimiento de agua y saneamiento.
Finalmente,
la importancia de hacer una adecuada selección
de tecnología está siendo
cada vez más reconocida por las instituciones
del sector de agua y saneamiento. Este reconocimiento
está asociado con el limitado impacto
de muchas de las inversiones, tanto en Colombia
como en los demás países de
la región, especialmente en comunidades
medianas y pequeñas (Galvis y Vargas,
2004).
8. REDES DE TRABAJO Y COOPERACIÓN
En Colombia hay múltiples experiencias
con avances significativos en lo que respecta
a la integración entre universidades,
en el que se cuentan con espacios de integración
nacionales entre facultades, integraciones
a nivel gremial, que integran el sector
educativo con el sector de consultores y
constructores y demás actores del
sector productivo. También a través
del Sistema de Ciencia y Tecnología
se provee de espacios de integración
interuniversitarios; muestra de ello son
los proyectos en investigación y
desarrollo entre universidades y el sector
productivo y, finalmente, a través
de proyectos internacionales, como por ejemplo
el proyecto SWITCH que lo componen 33 socios
de 17 países de Europa, Asia, América
Latina y el Caribe; en este proyecto por
Colombia participan dos universidades en
cooperación con UNESCO-IHE.
Hablando
específicamente de la cooperación,
se aclara que no pretende promover una competitividad
económica según el modelo
habitual sino buscar en conjunto soluciones
para los problemas antes mencionados, para
este caso en la GIRH, reemplazando la competencia
por imperativos de complementariedad y sinergia
(KFPE, 1998), buscando garantizar, además,
la apropiación de los resultados
de la investigación a nivel local
y que, a la vez, se generen nuevas preguntas
de investigación, la cual se conviertan
en un proceso de construcción constante
el cual permita dar respuesta a problemas
concretos, tal es el caso de Cinara (García,
2010).
El
trabajo en equipo, la discusión con
pares académicos nacionales e internacionales
se convierten en alimento para el diseño
de experimentos, para revisar criterios
de diseño de las tecnologías,
para adoptar nuevas ideas y confrontar la
pertinencia del trabajo (García,
2010), claro está sin perder la identidad
de cada uno de los actores tal y como lo
cita Latorre (2010).
Maarten Siebel (2010), de UNESCO-IHE, comenta
que para trabajar en esta región
primero se debe armar de paciencia dado
que los procesos van mucho más lentos
de lo que en Europa están acostumbrados,
acompañado de un nivel de los cooperantes
bastante bajo; sin embargo han aprendido
a bajar sus aspiraciones y lo importante
es que los procesos vayan marchando.
Esta afirmación no es más
que una fuerte evidencia de que a través
de la cooperación Norte-Sur, se debe
advertir sobre el peligro de una polarización,
contrario a la idea de una comunidad científica
mundial, dado que su realización
es obstaculizada por la disparidad antes
comentada entre los países en vía
de desarrollo y los países desarrollados,
por lo que hay que tomar en cuenta que cada
proyecto de cooperación debe ser
abordado en función de su contexto
particular (KFPE, 1998), tal y como lo reafirma
Siebel.
En función de reducir el desequilibrio
en el campo de la investigación entre
los países en vía de desarrollo
y los países desarrollados, la KFPE
de Suiza propone una estrategia para la
promoción de la investigación
en los países en vía de desarrollo,
que consiste en el enfoque de los 11 principios
(ver Figura 3).
Los
principios 1 al 7 se relacionan directamente
con las actividades de estas cooperaciones,
en tanto que los principios 8 al 11van más
allá de los aspectos generalmente
considerados como inherentes a la investigación
propiamente dicha, siendo el décimo
“reforzar el potencial de investigación”
un objetivo esencial que sólo puede
alcanzarse si los nueve anteriores se han
cumplido (KFPE, 1998).
Con respecto a ese principio 10, es conveniente
estimular la cooperación Sur-Sur
dado que las condiciones generales de investigación
y los problemas que se derivan presentan
bastantes similitudes (KFPE. 1998), permitiendo
así un mecanismo de aprendizaje horizontal
y de promoción del desarrollo de
las capacidades nacionales. Sin embargo,
existen todavía grandes desafíos
para reforzar este tipo de cooperación
a nivel conceptual y operativo así
como para medir sus dimensiones e impactos
(Sanín y Sjard, 2009); prueba de
ello es lo complicado de establecer un clima
de confianza entre cooperantes Sur-Sur o
bien el simple hecho de no contar con recursos
ni tan siquiera para la movilidad de los
Figura
3. Enfoque de los 11 principios N-S
Fuente: Adaptado de (KFPE,
1998)
investigadores.
El futuro progreso y la consolidación
de la cooperación Sur-Sur dependen
en buena medida del desarrollo de capacidades
nacionales (Sanín y Sjard, 2009);
midiendo su impacto a través de resultados
concretos y sostenibles y apuntándole
a una cooperación triangular, la
cual debe ir más allá de la
financiación ante la escasez y creciente
reducción de los recursos que llegan
a la región, planteando nuevos desafíos,
como por ejemplo, los mecanismos para establecer
las reglas y aportaciones de cada país
participante y los procesos de planificación
conjunta.
La participación de los cooperantes
del Norte no debe ser entendida simplemente
en términos financieros sino que
se debe articular también su experticia
técnica y su apoyo en el desarrollo
de las capacidades locales, presionando
a su vez a los cooperantes del Sur ya que
se están comprometiendo recursos
de los donantes miembros buscando que respondan
de manera eficaz y que a la vez se fortalezcan
las capacidades institucionales de los involucrados
en el proceso.
9.
CONCLUSIONES
La investigación universitaria es
el medio que permite la búsqueda
constante del conocimiento, es la base primordial
de la docencia y de la proyección
social. De igual forma constituye el medio
de intervención que permite establecer
diálogos y trabajo entre pares, definiendo
objetos claros de trabajo y que a la vez
posibilita a la universidad para interactuar
con la comunidad política, académica,
institucional, económica y local,
logrando así participación
activa en la sociedad y plantear soluciones
costo-efectivas y sostenibles de manera
integral.
No
obstante, en América Latina el desarrollo
económico capitalista ha originado
un desarrollo económico imparcial,
en el cual no todos tienen acceso a las
mismas posibilidades y no sólo hay
desigualdades económicas sino también
de capacidades y oportunidades. Sin embargo,
se cuenta con potencial económico
y humano, con experiencias exitosas -como
el caso de Cinara-, lo que lleva a pensar
en la posibilidad de implementar redes de
trabajo donde aquellos que no cuenten con
todas las oportunidades y capacidades instaladas
logren llevar a cabo los proyectos e investigaciones.
Sin embargo, lograr conjugar todos los conceptos
aquí descritos, trabajar con las
instituciones, potencializar la capacidad
instalada (procesos de formación
de recurso humano) y lograr intervenir en
la política pública desde
las universidades no es algo que pueda hacerse
de la noche a la mañana, significa
un proceso a largo plazo, en el cual se
requiere de actitud, deseo de iniciativa
y hasta de terquedad, en el cual se pueda
atrever a romper esquemas a través
de procesos de análisis y tomas de
decisiones con el fin de contextualizar
y así trabajar sobre un eje claro
con unos énfasis, buscando identificar
necesidades sentidas en la GIRH que respondan
a problemas concretos.
De esta forma se va a lograr definir objetos
claros de trabajo y concretar acciones,
identificando los socios con los cuales
se debe trabajar, respetando las identidades
y las visiones institucionales, fortaleciendo
la capacidad de trabajo en equipo; éste
es un proceso de evolución permanente,
acompañado de la formación
de talento humano, muy importante a diferentes
niveles de escolaridad, reconociendo, además,
el valioso aporte de los asesores, buscando
una perspectiva de trabajo en red, caracterizando
el problema, así como las alternativas
para solucionarlo de manera integral.
Se debe buscar la integración de
las universidades para la búsqueda
de sistemas de información, evitando
duplicidad de esfuerzos y optimizando la
utilización de los recursos disponibles
en cada institución.
En
fin, tal y como lo expresa Gerardo Galvis
“lo importante es atreverse a romper
esquemas”, lo cual implica que la
universidad aprenda a intervenir con las
instituciones y a través de un trabajo
integral con todos los actores de manera
que aparezca en la agenda que realmente
la GIRH es una prioridad para el país,
aprovechando el listado de oportunidades.
Lamentablemente se está llegando
tarde a este tipo de iniciativas o peor
aún se conocen pero el ritmo de nuestras
instituciones imposibilitan el poder intervenir
oportunamente y sacarle provecho a estas
iniciativas.
Finalmente, es inevitable la necesidad de
hacer triangulación entre países
cooperantes, en el que por un lado no se
pierdan los sentimientos y valores de identidad,
responsabilidad e idoneidad técnico-científica-humanística
relacionados con los medios nacionales y
regionales, sino que a su vez se aproveche
la experticia técnica, el apoyo en
el desarrollo de las capacidades locales
e institucionales por parte de los cooperantes
del norte y no verlos simplemente como posibles
fuentes de financiamiento.
A través del fortalecimiento de la
cooperación Sur-Sur surge el reto
de poder dictar sus propias agendas de investigación
y generar procesos de apropiación
del conocimiento midiendo su impacto a través
de resultados concretos y sostenibles. No
obstante, se debe trabajar fuertemente en
establecer un clima de confianza ya que
muchas veces entre países vecinos
eso se puede tornar igual de difícil
como lo es trabajar con las instituciones
a nivel local.
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