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RESUMEN
El
desarrollo por procesos de biotecnología
de la bacteria anaerobia Thermoanaerobacterium
saccharolyticum ALK2 constituye una alternativa
para la utilización de biomasa celulolítica
para la producción de etanol por
bioprocesamiento consolidado. El entendimiento
de las características estructurales,
metabólicas y fisiológicas
de los microorganismos con potencial celulolítico
aceleró la experimentación
con variadas especies bacterianas o con
sus cepas modificadas genéticamente,
hasta acercarse estrechamente al desarrollo
de un proceso que
permitió la utilización de
celulosa para la producción de etanol
en condiciones especiales que pueden ser
ahora escaladas a procesos industriales.Se
esta frente al nacimiento de una nueva era
de la generación de combustibles
limpios.
PALABRAS CLAVE
Biomasa celulósica, celulosa, bioprocesamiento
consolidado, ALK2, bacterias termo-anaerobias
ABSTRACT
The development by biotechnology processes
of anaerobic bacterium Thermoanaerobacterium
saccharolyticum ALK2 is an alternative to
the use of cellulase biomass for ethanol
production by consolidated bioprocessing.
Understanding the structural, metabolic
and physiological potential of microorganisms
with cellulolytic accelerated experimentation
with various bacterial species with genetically
modified strains, even closely approach
the development of a process that allowed
the use of cellulose for ethanol production
special conditions, which can now be scaled
to industrial processes. We are witnessing
the birth of a new era of clean fuel generation.
KEYWORDS
Cellulosic biomass, cellulose, consolidated
bioprocessing, ALK2, thermo anaerobic bacteria.
1.
INTRODUCCIÓN
En la última década se han
presentado grandes avances en el desarrollo
de nuevas alternativas que utilizan substratos
para la producción industrial de
etanol. En este sentido es importante resaltar
la eficiencia del proceso fotosintético
en la generación natural de biomasa
celulósica y los adelantos obtenidos
en ingeniería bioquímica que
permiten vislumbrar el camino microbiológico,
específicamente en el desarrollo
y ensayo de nuevas cepas microbianas que
han dado luces en torno a metodologías
experimentales capaces de generar tecnologías
como ALK2 y que abren las puertas a una
nueva era de los biocombustibles y paralelamente
plantean expectativas de desarrollo en campos
como la ingeniería genética
microbiana y la fisiología vegetal
y fitoquímica.
Sustratos
Fotolumínicos
La
cantidad de energía solar almacenada
en forma de carbono orgánico por
el proceso de fotosíntesis es diez
veces superior a la energía utilizada
en el mundo. La lignocelulosa es el recurso
natural renovable más económico,
abundante y disponible para la producción
de combustibles. Las plantas terrestres
lo producen en una cantidad aproximada de
1.3 x 103 toneladas métricas de carbón
peso seco base de madera por año,
lo cual equivale a 7 x 109 toneladas métricas
de carbón, equivalente, a su vez,
a las 2/3 partes de los requerimientos mundiales
de energía (Shaw et al., 2008).
La
materia prima celulósica disponible
proveniente de las actividades agrícolas
y de otras fuentes naturales es del orden
de los 180 millones de toneladas por año
(Demain et al., 2005). De otra parte, grandes
cantidades de celulosa están disponibles
como residuos municipales o industriales
que generan contaminación ambiental.
La
celulosa es el componente más abundante
de la biomasa de las plantas y de los residuos
vegetales de especies agrícolas (Demain
et al., 2005); se encuentra en la naturaleza
casi exclusivamente en las paredes celulares
vegetales.
En
este grupo de materias primas se ubica el
bagazo como residuo agroindustrial; la idea
de producir etanol a partir de este substrato
data de las décadas de 1940 y 1950
y su producción se ha llevado a escala
comercial en algunos países, principalmente
del mundo desarrollado (Divne et al., 1997).
Sin embargo, el impedimento técnico
central para que la biomasa celulósica
pueda ser utilizada ampliamente había
sido, hasta ahora, la inexistencia de una
tecnología de bajo costo y altamente
efectiva para aprovechar su potencialidad
como substrato para la producción
de etanol (Mayer et al., 1987).
Además,
se requería de una estrategia promisoria
que permitiera la transformación
de estas moléculas complejas en azúcares
fermentables y etanol, sin formación
de compuestos químicos peligrosos
como residuo, y que utilizara microorganismos
celulolíticos o consorcios altamente
eficientes (Nadim et al., 2005).
Microorganismos
celulolíticos
En
respuesta a esta necesidad, para el año
2002 se establecieron los fundamentos biotecnológicos
de su uso (Mayer et al., 1987); los estudios
se concentraron en obtener avances en el
conocimiento de su estructura, composición,
determinación de los sistemas de
enzima celulasa, la elucidación de
los sistemas enzimáticos complejos
y no complejos, su biología molecular
y la fisiología de los microorganismos
celulolíticos, entre otros.
Se
ensayaron diferentes alternativas; una de
ellas, usando Clostridium thermohydrosulfuricum
(Nadim et al., 2005) y se estudiaron las
bases bioquímicas de su tolerancia
a las concentraciones de etanol y de hidrógeno.
Esta investigación en particular
resultó fundamental ya que se utilizaba
una bacteria termofílica anaerobia
para la transformación de substratos
lignocelulósicos; sin embargo, no
hubo éxito en la producción
de etanol en volúmenes interesantes
industrialmente, por inhibición de
la bacteria por el producto, probablemente
debido a la combinación del efecto
solvente que afecta a la membrana y a la
inhibición específica de las
enzimas que transforman la glucosa fosfato.
Es
necesario anotar que entre las bacterias
útiles en la conversión de
substratos lignocelulósicos están
las bacterias aerobias y las anaerobias,
para las cuales se reporta un mecanismo
de sinergia entre las enzimas (Exogluconasas,
Endoglucanasas y Celobiohidrolasas) que
conforman los diferenciales sistemas enzimáticos
que las caracterizan y que rompen los enlaces
que mantienen unida la estructura del polisacárido.
Durante
algunos años, las investigaciones
estuvieron centradas en las bacterias aerobias
que poseen sistemas enzimáticos no
complejos (Bernard, 2008), con generación
de celobiosa como el principal producto
de la hidrólisis de la celulosa;
sin embargo, la eficiencia en la conversión
de los substratos a etanol no fue tan alta
como se esperaba, en razón de su
incapacidad para utilizar los productos
de la hidrólisis (Lynd et al., 1996,
2002a, 2002b).
La
biohidrólisis de la celulosa representa
el mayor flujo de carbono en la biosfera
(Lynd y Wyman, 2008), y puede ser mediada
por el complejo ternario celulosa-enzima-microbio
(CEM), más que por un complejo binario
celulosa-enzima (CE), que es común
en las bacterias aerobias.
Según
(Berner, 2003), para las bacterias celulolíticas
anaerobias, como Clostridium thermocellum,
el complejo CEM es el mayor agente de hidrólisis
(Claassen et al., 2005). Además,
C.thermocellum exhibe la formación
de un complejo enzimático especial
llamado celulosoma, el cual le proporciona
la capacidad de asimilar celodextrinas con
un significativo grado de polimerización
mientras crece sobre la celulosa, generando
rendimientos de etanol importantes. En tal
sentido, C. thermocellum se constituyó
en el punto de partida para el desarrollo
de microorganismos anaeróbicos capaces
de procesar, en un solo paso, biomasa celulósica
a etanol, en ausencia de enzimas sacarolíticas
adicionales (Lovitt et al., 1998).
Etanol
Oxigenante
Los
adelantos científicos alcanzados
en más de una década rindieron
sus frutos y la utilización de la
celulosa como substrato empezó a
perfilarse seriamente como una alternativa
viable técnicamente y que podría
ofrecer grandes beneficios en términos
de sostenibilidad, seguridad y desarrollo
económico y rural (Zhang y Lynd,
2004).
Para
la industria de los biocombustibles, el
etanol es un alcohol carburante que debe
ser utilizado como oxigenante de la gasolina,
elevando su contenido de oxígeno,
lo que permite una mayor combustión
de la misma, disminuyendo las emisiones
contaminantes de hidrocarburos no oxidados
completamente, con otras ventajas adicionales,
como por ejemplo, mayor octanaje, no es
tóxico, reduce las emisiones de CO
y no contamina las fuentes de agua como
lo hacen sus antecesores ETBE, MTBE; sin
embargo, su producción seguía
siendo más costosa (Lu et al., 2006).
El
microorganismo más utilizado para
la producción de etanol ha sido la
levadura Saccharomyces cerevisiae, sobre
la cual se trabaja genéticamente;
convierte las hexosas en etanol en condiciones
anaeróbicas, generando dos moles
de ATP por cada mol de hexosa consumida,
más dos moles de etanol.
Este
microorganismo también tiene la ventaja
adicional de tolerar concentraciones relativamente
altas de etanol, hasta de 150 g.L-1 (Berner,
2003). Sin embargo, su rendimiento en la
transformación de celulosa en etano
experimentaba dificultades técnicas
por inhibición y altos costos en
los sistemas de enfriamiento, ya que sus
enzimas sufren cambios estructurales por
encima de los 37°C.
ALK2,
Perturbando el equilibrio
La
escuela Thayer of Engineering y el Departamento
de Ciencias Biologicas Dartmouth College
(2008), publicaron los resultados de su
investigación sobre la bacteria denominada
Thermoanaerobacterium saccharolyticum, ALK2.
Esta bacteria, producto de la ingeniería
metabólica, brinda una oportunidad
para el desarrollo de los biocombustibles,
al tiempo que constituye una verdadera posibilidad
de darle utilidad a los residuos celulolíticos,
incrementando la eficiencia en la producción
de etanol por hectárea de cultivos
energéticos cultivados y procesados.
Thermoanaerobacterium
saccharolyticum ALK2 es una bacteria anaerobia
que fermenta Xilano y los azúcares
derivados de la biomasa celulósica
y produce etanol con alta eficiencia, como
único producto orgánico detec-
table; utiliza de manera conjunta glucosa
y xilosa y posteriormente manosa y arabinosa
antes de agotar la glucosa y la xilosa;
igual sucede para la galactosa.
Esta
bacteria trabaja a temperaturas de 50°C,
incrementando la eficiencia a su complejo
enzimático; no es inhibida por productos
intermediarios del metabolismo porque simplemente
no los produce, ya que los genes que codifican
las enzimas para las vías metabólicas
que los generan fueron eliminados por ingeniería
genética y en la hidrólisis
y fermentación simultánea
en cultivos continuos disminuye 2.5 veces
la carga de celulasa necesaria, disminuyendo
ostensiblemente los costos de producción
de etanol. Además, su eficiencia
es estable por más de 150 generaciones
en cultivo continuo.
De
acuerdo con Berner (2003), los rendimientos
de la formación de etanol por Thermoanaerobacterium
saccharolyticum ALK2 son del orden de 33.1
g/l de etanol, frente a 8.7 g/l de Saccharomyces
cerevisiae en un solo paso, reduciendo los
tiempos de generación y los efectos
ambientales negativos. Eventualmente, cualquier
substrato que contenga celulosa es útil
como fuente de azúcares reductores
para producir etanol.
El
futuro inmediato
Con
estas condiciones ya se habla en Estados
Unidos de un cambio de substratos hasta
ahora utilizados para la producción
de alcohol carburante, como el maíz
por biomasa celulósica, y de alguna
manera se constituye en un alivio a la presión
sobre los cultivos de uso alimentario humano.
El
incremento en la eficiencia de esta cepa
de Thermoanaerobacterium saccharolyticum
ALK2 en la producción de etanol se
considera un reto que posiblemente se logre
por bioingeniería metabólica.
Habrá que vencer la barrera de los
pretratamientos para incrementar la eficiencia
en la oxidación de la celulosa a
azúcares fermentables, para lo cual,
el descubrimiento de nuevos microorganismos
quizá sea la clave; además,
se inicia un tiempo en el que la búsqueda
de especies vegetales no útiles en
la alimentación humana y con altos
contenidos de material celulósico
reemplacen o constituyan la base de la producción
de etanol celulósico. Casi de inmediato
se verá el inicio de la construcción
de plantas de etanol celulósico que
reemplace a las actuales.
2.
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