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RESUMEN
América Latina está atravesando por una crisis en la
gestión de los recursos hídricos (RH), pese a poseer un
gran número de programas de formación en posgrado
alrededor del tema. Existe un problema cualitativo y cuantitativo
asociado a la capacidad de entender y aplicar los principios de la
gestión integral del agua y de la gestión ambiental, que
implican fomentar capacidades que están parcialmente atendidas
en los sistemas educativos de la región. Se reconoce la escasa
visión integral como uno de los fracasos en la educación
ofrecida por las escuelas de ingeniería tradicionales,
orientadas sólo a aspectos técnicos. Es necesaria una
revisión de los contenidos y la actualización del
conocimiento disponible por parte de profesores y estudiantes en todos
los niveles de educación. Por otro lado, evaluaciones
preliminares indican que en América Latina y el Caribe se
requiere un 50% más de posgraduados para lograr los objetivos
del milenio en agua y saneamiento para el año 2015. Es necesario
ajustar los programas en recursos hídricos a las nuevas
realidades, con más conciencia social, cultural, ambiental,
ética y juicio crítico, que le permitan al
profesional actuar como agente de cambio ante la importancia de su
trabajo para mejorar la calidad de vida de los más pobres, bajo
los lineamientos del desarrollo humano sostenible.
PALABRAS CLAVE
Recursos Hídricos, Gestión Integrada, Ingeniería
del agua, América Latina y el Caribe.
ABSTRACT
Latin-America
is going through a crisis in management of water resources (WR), even
though it has a great number of educational programs at a post-graduate
level. There is a qualitative and quantitative problem associated
with the capacity to understand and apply integrated managerial
principles for water and the environment; this means that it necessary
to promote the capacities partially met by the educational systems of
the regions. A short integrated view is one of the failures of the
education offered by the traditional engineering schools, only
orientated towards technical aspects. It is necessary to review
contents and update knowledge of teachers and students of all levels of
education. On the other hand, preliminary evaluations show that in
Latin-America and the Caribbean a 50% more in post-graduate studies is
required to attain the millennium objectives in terms of water and
sanitation for the year 2015. It is necessary to adjust the programs in
water resources to new realities, with more social, cultural,
environmental, and ethic consciousness and a critical judgment, in
order to have professionals that can act as changing agents in relation
to the importance of their job for the enhancement of quality life for
poor people and under the guidelines of a sustainable human
development.
KEY WORDS
Water resources, integrated management, water engineering,
Latin-America and the Caribbean.
1. INTRODUCCIÓN
Después del cambio climático, se reconoce la falta de
agua dulce como el problema ambiental más importante a nivel
global. Durante el siglo XX la población se triplicó,
mientras que la demanda de agua aumentó siete veces. El Informe
Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos (ONU/WWAP,
2003) muestra cifras dramáticas: 1/6 de la población
mundial (más de 1.000 millones de personas) carece de agua
potable y 2/5 quintas partes (2.400 millones) no tienen acceso a
saneamiento básico.
Mientras la oferta de agua permanece constante, e incluso disminuye
para determinados usos, la demanda crece a un ritmo anual que oscila
entre el 4 y el 8%. En el último siglo las áreas bajo
riego han aumentado seis veces y la demanda de agua siete, generando
una espiral de riesgo ecológico, donde el aumento de la
población obliga a cultivar tierras cada vez más
áridas y trae como consecuencia la deforestación y
alteración de ecosistemas vitales (Fantini, 2003). Este panorama
está imponiendo una fuerte competencia por la
adjudicación de los escasos recursos en diversas zonas y tipos
de uso (Pacheco, 2004).
Se trata de una crisis de gestión de los recursos
hídricos, ocasionada principalmente por deficiencias en la
gobernabilidad del recurso y que afecta principalmente a los más
pobres y al entorno natural. Paradójicamente, se poseen los
conocimientos la habilidad para abordar los problemas y se han
elaborado herramientas conceptuales; sin embargo, la inercia
gubernamental y la falta de claridad sobre la magnitud y escala real
del problema dificultan la gestión integrada de los recursos
hídricos (ONU/WWAP, 2003).
Hay un consenso cada vez mayor en los círculos nacionales e
internacionales interesados en los recursos hídricos, en que el
agua dulce es un recurso renovable, pero finito y vulnerable; en que se
necesita para su desarrollo y manejo un planteamiento integrado de
participación en todos los niveles, y en que el agua tiene
también un valor económico en todos sus usos que compiten
y en que debe ser reconocida como bien económico (UNDP, 1994;
GWP, 1996; WMO/IDB, 1996).
En los últimos años ha sido necesario intensificar
acciones debido a los diversos problemas emergentes que cambian
notablemente la concepción de la enseñanza en los
Recursos Hídricos, tales como: la contaminación, la
ecología y la producción de sedimentos asociada a la
deforestación. Desde el punto de vista de la protección
ambiental, los especialistas en el aprovechamiento de los recursos
hídricos deben tener ideas claras sobre los posibles efectos
ambientales de los aprovechamientos hidráulicos y de las obras
de protección contra inundaciones.
ONU/WWAP (2003) reporta que la educación científica a
nivel universitario enfrenta una grave crisis en muchos países
en desarrollo y se percibe que la ciencia no logra abordar los grandes
problemas de abastecimiento de agua, saneamiento, seguridad alimentaria
y medio ambiente. Se resalta la importancia de hacer más
investigación sobre estructuras institucionales y
técnicas de gestión eficaces para países pobres,
con una nueva ética de la gestión del recurso, que
amplíe la capacidad para desarrollar conocimientos propios
especializados y pertinentes, que permita el intercambio de
conocimientos y experiencias entre los países en desarrollo
(cooperación sur-sur o horizontal) y garantice, al mismo tiempo,
su pleno acceso al volumen global de conocimiento existente en torno al
agua. La calidad de la educación durante muchos años ha
estado supeditada a la estrategia de crecimiento cuantitativo. Hoy se
reconoce como un deber de la comunidad académica analizar la
crisis no sólo como problema sino como oportunidad para juzgar
algunas de sus causas y manifestaciones y proponer alternativas que
generen cambio y mejoren la calidad de la educación.
En el contexto anterior, se efectuó una revisión de 20
programas de posgrado en RH a nivel nacional y 20 a nivel de
América Latina y el Caribe, para analizar la inclusión de
nuevos enfoques de formación en RH en los programas
curriculares. En la educación superior de América Latina
y el Caribe, los enfoques clásicos de enseñanza,
además de dar una visión de la ingeniería moderna
del agua y deben generar espacios a posibles mejoras de los
currículos de posgrados en recursos hídricos.
2. LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN
AMÉRICA LATINA PARA ABORDAR LAS METAS DEL MILENIO
La resolución de los conflictos y problemas generados por la
crisis mundial del agua debe implicar, de acuerdo con la
Comisión sobre el Desarrollo Sostenible de la ONU (2002),
cambiar los patrones de producción y consumo insostenibles y
proteger y administrar los recursos naturales, con el fin de contribuir
a la erradicación de la pobreza y promover el desarrollo social
y económico. En los últimos años se han organizado
varias conferencias y cumbres mundiales que han ampliado la
percepción de la crisis del agua, en las que se establecieron
metas para mejorar la gestión del agua, muy pocas de las cuales
se han cumplido. Al inicio del siglo XXI se plantea la importancia del
agua como tema primordial en la agenda política y se advierte
sobre la importancia de dos conceptos: el valor intrínseco de
los ecosistemas y la gestión participativa, basada en los
ecosistemas de los RH a fin de garantizar su sostenibilidad.
De acuerdo con la ONU (2000), en la Declaración del Milenio se
establecieron las metas a cumplir en el 2015, las cuales tienden a la
solución de problemáticas en relación con la
pobreza, la seguridad alimentaria, el abastecimiento de agua y el
saneamiento básico, la igualdad de género, la mortalidad
infantil, la mortalidad materna, el VIH y otras enfermedades, la
sostenibilidad medioambiental y el desarrollo; todas ellas
estrechamente relacionadas con los RH.
A nivel mundial existe una situación de extrema competencia, un
alto grado de conflicto en torno al agua y una gran demanda
cuantitativa por expertos y especialistas, pero también existe
un problema cualitativo, asociado a la capacidad de entender y aplicar
los principios de la gestión integral del agua y de la
gestión ambiental, lo que implica fomentar capacidades,
parcialmente atendidas en los sistemas educativos de la región,
pues, aunque se han invertido grandes recursos financieros para
resolver los problemas de cobertura en las últimas
décadas (WHO et. al, 2000), no se han logrado los resultados
esperados (WHO/UNESCO, 1997); entre otras razones, a causa de falencias
en la selección de la tecnología y a la poca o casi nula
participación comunitaria en estos procesos, que tienen como
consecuencia la insostenibilidad financiera y la escasa
apropiación social.
Se reconoce la escasa visión integral ofrecida por las escuelas
de ingeniería tradicionales como uno de los fracasos en la
educación, orientada sólo a aspectos técnicos
(Cairncross, 1992; Kolsky & Cotton, 1996). Mejía (2004) en
consulta realizada a 40 expertos en 5 países de
América Latina y el Caribe, menciona que hay consenso en que los
programas de estudio están obsoletos y fuera de contexto de los
desarrollos y situación actuales. Se evidencia la necesidad de
un acercamiento a los aspectos sociales, económicos y
culturales, que no se facilita durante los cursos de formación
profesional. En consecuencia, la educación ofrecida no
corresponde a las realidades observadas; resultados similares fueron
observados por Rodi et al. (2005) y Mejia & Rodi (2005).
Es necesaria una revisión de los contenidos y la
actualización del conocimiento disponible por parte de
profesores y estudiantes en todos los niveles de educación. Los
resultados obtenidos por Mejía (2004) no son concluyentes para
un país específico, pero sirven de base para aproximarse
a las variables y herramientas que se requieren para calcular las
necesidades específicas en formación de recursos humanos
con mayor precisión. Proyecciones regionales para evaluar los
requerimientos y lograr las Metas de Desarrollo de Milenio en posgrado
indican que en América Latina y el Caribe se requiere un 50%
más de posgraduados para lograr los objetivos en agua y
saneamiento para el año 2015 (Mejía, 2004).
Es necesario ofrecer un programa de especialización o
maestría en recursos hídricos acorde a las nuevas
realidades, con más conciencia social, cultural, ambiental,
ética, y juicio crítico, que le permitan al
profesional actuar como agente de cambio ante la importancia de su
trabajo para mejorar la calidad de vida de los más pobres, bajo
los lineamientos del desarrollo humano sostenible (Mejía, 2004).
3. ENFOQUE
CLÁSICO EN LA
ENSEÑANZA DEL MANEJO DE LOS RECURSOS HÍDRICOS EN
AMÉRICA LATINA
Tradicionalmente la enseñanza de los RH en América Latina
ha sido manejada por ingenieros (Nash, 1992). De las
estadísticas de los cursos de posgrado en RH financiados por la
UNESCO, que reportan Ayibotele (1988) y Aparicio (1999), se resalta la
desproporción de ingenieros participantes con respecto a otras
disciplinas (superior al 50%) siendo los ingenieros civiles los de
mayor participación. Actualmente, la formación en
ingeniería del agua conserva gran parte del enfoque inicial (con
excepciones), basado en los aspectos fundamentales del ciclo
hidrológico para el diseño, construcción y
operación de obras hidráulicas, excluyendo aspectos
ambientales, las alteraciones en la calidad del RH, el cambio
climático y aspectos sociales asociados a la apropiación
de tecnologías y resolución de conflictos; todos ellos
efectos no deseados del desarrollo (Aparicio, 1999; Restrepo, 2004).
En pregrado es difícil profundizar en la formación de los
RH por la dificultad que supone recargar los currículos con un
mayor número de asignaturas y tiempo de estudio. Sin embargo, se
podrían crear cursos electivos para ir encauzando a los
interesados en el tema hacia programas de especialización. Al
respecto, el National Research Council (1991) recomienda una ciencia
hidrológica independiente de las ingenierías,
particularmente a nivel de posgrado, que considere la estructura multi
e interdisciplinaria de las geociencias, donde los RH sean el eje
central en el reciclaje de la energía y la materia.
De realizarse una revisión de los programas académicos, a
fin de mejorar el contexto de la ingeniería del agua e incluir
el enfoque moderno de la gestión integrada de RH, implica un
proceso abierto y flexible, acorde con las tendencias y
características económicas, sociales y ambientales del
entorno local. El éxito de este enfoque exige que las cuestiones
no tecnológicas tengan el mismo peso que los asuntos
tecnológicos, que tradicionalmente han dominado el diseño
de programas curriculares y proyectos (Comisión Comunidad
Europea, 2003).
Figura 1.
Porcentaje de posgrados en recursos hídricos en Colombia con
asignaturas de formación integral en RH.
De acuerdo con la Figura 1, en Colombia
se han introducido una serie de nuevas asignaturas en los
currículos de formación en RH, al nivel de posgrado. El
20 % de los programas evaluados (20 programas fueron revisados)
presentan asignaturas de gestión de RH, ordenamiento de cuencas
y la relación ambiente-desarrollo. El 40% contempla los aspectos
legislativos y el 30% los aspectos antropológicos. Sin embargo,
los aspectos relacionados con cambio climático,
participación comunitaria y valoración económica
del RH sólo están presentes en el 5% de los programas
evaluados. Los aspectos relacionados con la resolución de
conflictos se encuentran 100% desatendidos en estos programas.
La Figura 2 muestra que las áreas más atendidas, en los
países seleccionados para el estudio, correspondan a los
aspectos legislativos y de planificación territorial, y
muestra, además, que se ha insertado en los currículos el
tópico gestión Integral del RH. Sin embargo la
resolución de conflictos, los aspectos antropológicos y
el cambio climático siguen desatendidos. Los aspectos
relacionados con participación comunitaria sólo han sido
incluidos en Costa Rica y Bolivia.
En materia educativa, hay una evidente carencia de profesionales
capaces de dirigir aspectos de la Gestión Integral del Recurso
Hídrico (GIRH) y de regulación de servicios
públicos. Sólo hay una universidad que otorga
Figura 2.
Porcentaje de posgrados en recursos hídricos en
algunos países de América Latina con asignaturas de
formación integral en RH.
un título de magíster en gestión integrada del
agua, y aún no existe un doctorado en el tema hay una iniciativa
de maestría en Bolivia, y algunas que se están perfilando
en la UNAM, México, y la Universidad del Valle, Colombia.
Sólo existen algunos cursos cortos, no hay formadores en
gestión y resolución de conflictos ni en
metodologías de trabajo interdisciplinario. Por ello, quienes
laboran en estos temas, aprenden con el tiempo aspectos
técnicos, legales, antropológicos, financieros,
institucionales y otros, que son la base para gestionar eficientemente
el agua. Adicionalmente, hay una carencia generalizada de texto
orientados a la formación de expertos en GIRH (Mejía,
2004).
Los actuales procesos e intentos por avanzar en este sentido se basan
más en recomendaciones y experiencias externas antes que en el
análisis y conocimiento de la realidad nacional. Es en este
campo que la Universidad debe asumir un rol orientador y directriz para
apoyar y conciliar los diversos esfuerzos para lograr sistemas de
gestión integral y uso apropiado del agua.
En general, el manejo de los recursos hídricos se ha orientado
más a la solución de problemas que al incremento del
conocimiento; los problemas existen y deben solucionarse,
independientemente del grado de avance del conocimiento, puesto que las
inundaciones, las sequías y los requerimientos de la
población no esperan a que la ciencia avance. El tiempo que se
dedica a la formación de recursos hídricos en pregrado no
es suficiente, siendo difícil extender su base
científica, debido a la imposibilidad de aumentar
significativamente el material cubierto por un área dada dentro
de una carrera, sin provocar un desbalance en el plan de estudios o
incrementar el número de materias, y por tanto, la
duración de los estudios más allá de lo
razonablemente práctico. Sin embargo, en los currículos
de posgrado, ésta resulta ser la opción más viable
y directa para ampliar el conocimiento en la educación. De esta
manera, se logra un mejor balance entre la necesidad de ampliar el
conocimiento en este campo y el mantenimiento de las oportunidades de
trabajo de los egresados.
4. EDUCACIÓN EN
LA INGENIERÍA
MODERNA DEL AGUA
La crisis del agua es multidimensional y requiere un tratamiento
interdisciplinario para acercarnos a la solución. Esto ha sido
comprobado una y otra vez, y lleva a constatar que la aplicación
de un enfoque socio-técnico puede ser uno de los caminos para la
comprensión y resolución de tales problemas. Para ello
deben generarse una serie de condiciones, y una de éstas es la
mejora en la formación de profesionales con capacidad de tratar
en una forma interdisciplinaria el tema del agua y sus problemas.
La gestión integrada de los RH y el desarrollo humano sostenible
no pueden seguir siendo estudiados y tratados desde varias disciplinas
por separado, pues ninguna de ellas por sí misma ofrece los
resultados que se requiere en relación a la crisis del agua. Y
aunque se trate de equipos multidisciplinarios, el aporte será
poco si se abordan las situaciones únicamente con una
visión técnica. El desarrollo sostenible puede afrontarse
desde diferentes disciplinas por separado, pero ninguna por sí
sola podrá responder a sus principales problemas. Muy poco
pueden contribuir los equipos multidisciplinarios, si los expertos de
cada disciplina aportan sólo una visión
técnicamente correcta de su especialidad, sin articular su
conocimiento con las demás disciplinas. El aumento de la
complejidad y conectividad característico de nuestra era, hace
que los problemas sean menos separables que antes y obliga a enfocar
los problemas del desarrollo y el medio ambiente no sólo como
problemas complejos, sino además inseparables y mutuamente
determinados. Esto plantea nuevos desafíos a la Ciencia y
Tecnología (CyT), particularmente a los enfoques
analíticos sectorizados en disciplinas, que representan la masa
principal de las actividades y prioridades de los sistemas C y T
actuales CEPAL UN (2003).
Es necesario dar paso a la interdisciplinariedad y los ingenieros deben
tener la capacidad de afrontar estos retos (CEPAL-ONU, 2003), pues se
espera que las instituciones de educación superior respondan
modernizando el contenido de sus programas académicos a los
enfoques actuales y en sus respectivos contextos. Desde hace más
de 15 años se menciona la necesidad de que los RH tengan un
lugar dentro de las geociencias en las universidades; sin embargo,
América Latina ha reaccionado lentamente en dar el lugar
adecuado a la ingeniería científica (Aparicio, 1999),
siendo necesario acelerar este proceso.
La implementación de programas de postgrado que aprovechen el
conocimiento generado por distintas disciplinas puede generar una
visión integral de la problemática. Asimismo, la
investigación a nivel de postgrado puede ser un paso importante
en este sentido.
El concepto de GIRH ha tomado fuerza en los últimos años
y plantea una visión de sostenibilidad del desarrollo basada en
el equilibrio ambiental, el crecimiento económico y la equidad
social. Esta es una necesidad sentida y no puede realizarse al margen
de la población y los intereses de los diversos tipos de
usuarios del agua que la componen. Por ello, se hace énfasis en
los conceptos de participación y concertación en el
desarrollo productivo de las regiones.
Existen pocos referentes en América Latina para diseñar y
establecer sistemas de GIRH, y por esta razón la
investigación aplicada debe ser uno de los puntales para generar
mayor conocimiento y experiencias que ayuden en la formulación e
implementación de planes, políticas y marcos regulatorios
orientados a estos objetivos.
Es así como los especialistas en RH deben tener ideas claras
sobre los posibles efectos ambientales de los aprovechamientos
hídricos y de las obras de protección contra
inundaciones, más centrados en las personas y su ambiente,
involucrando procesos participativos en las decisiones, con el fin de
tender a la equidad. Así mismo, deben responder a las nuevas
tendencias económicas, sociales y ambientales relacionadas con
los RH: planificación y ordenamiento territorial para enfrentar
inundaciones y sequías, reduciendo su vulnerabilidad;
gestión integral del drenaje y saneamiento urbano y rural;
gestión ambiental de proyectos; análisis de riesgo con
incertidumbre; evaluación multicriterio de obras de desarrollo y
aprovechamientos hídricos considerando aspectos ambientales;
transporte de contaminantes y calidad de aguas, etc. Se requiere una
formación más humanística y ambiental, con
ética, conciencia de equidad social y juicio crítico, que
actúe como agente de cambio social dada la importancia de su
trabajo para mejorar la calidad de vida de los más pobres, bajo
los lineamientos del desarrollo sostenible (Restrepo, 2004).
Es necesario considerar que no se puede asumir que el régimen
hidroclimático futuro será igual o conservará las
mismas propiedades del pasado (Carvajal et al., 2005), por
consiguiente, hay que incorporar la incertidumbre en la
planificación y en la gestión integrada de los recursos
hídricos, lo que plantea mayores retos a los profesionales.
La investigación aplicada es fundamental para aumentar el
conocimiento y acumular experiencias que permitan la formulación
de planes y la implementación de políticas en la
búsqueda de una gestión integrada de los RH de acuerdo
con las realidades y contexto locales. En este campo, las universidades
deben asumir un papel de liderazgo y orientación, para lo cual
deben identificar las necesidades de recursos humanos, financieros y
otros que dificultan la investigación interdisciplinaria. En
Colombia se identifica la necesidad de hacer investigación y
desarrollo tecnológico en áreas como la agricultura, en
el uso eficiente del agua y del aprovechamiento de las ventajas del
trópico para cultivos que utilicen el “agua verde”; en aspectos
legales y de valoración social y cultural del agua,
tecnologías multipropósito de abastecimiento de agua y
aprovechamiento a nivel de la vivienda con usos múltiples del
agua (Restrepo, 2004).
ONU/WWAP (2003) reporta que la educación científica a
nivel universitario enfrenta una grave crisis en muchos países
en desarrollo y se percibe que la ciencia no logra abordar los grandes
problemas de abastecimiento de agua, saneamiento, seguridad alimentaria
y medio ambiente. Se resalta la importancia de hacer más
investigación sobre estructuras institucionales y
técnicas de gestión eficaces para países pobres,
con una nueva ética de la gestión del recurso, que
amplíe la capacidad para desarrollar conocimientos propios
especializados y pertinentes, que permita el intercambio de
conocimientos y experiencias entre los países en desarrollo
(cooperación sur-sur) y garantice al mismo tiempo, su pleno
acceso al volumen global de conocimiento existente en torno al agua.
5. POSIBLES MEJORAS EN
LOS PROGRAMAS DE
POSGRADO DE RECURSOS HÍDRICOS
Yevjevich (1992) menciona varios aspectos a tener cuenta en la
modernización de los programas universitarios en RH: la
resolución de conflictos por el uso del agua, cambio
climático, envejecimiento de estructuras hidráulicas,
abatimiento de riesgos asociados y aspectos legales, entre otros.
Evaluaciones de la gestión de los RH en el cono sur de
América resaltan aspectos relacionados con la valoración
económica, social y cultural, donde es necesario reforzar los
currículos en posgrado, dadas las debilidades que se presentan
(UNESCO PHI, 1997). A continuación se mencionan algunos aspectos
que será necesario reforzar y tener en cuenta en los programas a
fin de contribuir a resolver el problema:
Gestión de proyectos: un estudio realizado en Colombia por
Cinara- MinDesarrollo-FINDETER (1998) reporta que de las 630 plantas de
tratamiento de agua que hay en los 1050 municipios de Colombia, el 30%
no funciona y el 70% de las que funciona no lo hace correctamente. Se
identificaron 5 problemas prioritarios, uno de los cuales es el
desconocimiento de los profesionales de la realidad social y las
características de la problemática de agua y saneamiento.
Resolución de conflictos: la gestión integrada de RH debe
articular la oferta de los recursos con la demanda de la
población (Fernández, 2000), teniendo en cuenta
además aquellos eventos que no pueden ser manejados por el
hombre, como la variabilidad y el cambio climático que, en el
mediano plazo, aumentará notablemente el riesgo de conflictos
sociales por el agua.
Aspectos legislativos: la contaminación y degradación de
los recursos hídricos proviene en parte de una
legislación, reglamentación y aplicación por lo
general inadecuada (García, 1998) obligando a la
modernización de las políticas hacia la generación
de mejores escenarios, para la aplicación de conceptos modernos
de gestión integrada de RH, en el contexto de cada país.
Valoración económica: la poca formación de los
ingenieros de la región en análisis institucional,
cuestiones ambientales, valoración económica o en
disciplinas relacionadas, favorecen el aprovechamiento ineficiente del
recurso. La educación superior es un buen espacio para
formar y actualizar conocimientos en estos aspectos.
Planificación por escenarios: Los escenarios ayudan a los
responsables de tomar decisiones y a los gerentes a comprender los
cambios que podrían ocurrir en el mundo, “reconocer
cuándo ocurren los cambios y, si éstos se producen, saber
qué hacer” (Schwartz, 1991). De esta manera, la técnica
de generación de escenarios no es ni proyección ni
predicción, pero permite visualizar alternativas de futuro.
Este es un tema importante ante las necesidades de adaptación al
cambio climático para el desarrollo en la región.
Gestión integral de cuencas hidrográficas: la
gestión integrada de RH identifica como unidad de gestión
la cuenca hidrográfica, lo que implica una visión
integral de todos los actores que se dan lugar en este espacio
geográfico, exigiendo así mejorar el nivel de
formación del recurso humano, para afrontar este reto
(UNESCO-PHI, 1997; Hidalgo, 2005).
Análisis de sistemas: Es necesario ofrecer herramientas que
faciliten el pensamiento integral y la visión holistica
para tratar los problemas del agua.
La teoría del aprendizaje parece indicar que el conocimiento
mejor organizado e interrelacionado es más sencillo de aprender
y retener que el demasiado específico y aislado.
6. CONCLUSIONES Y
RECOMENDACIONES
Es necesario ajustar los programas en RH a las nuevas realidades con
los enfoques ambientalistas, de contaminación, de
producción más limpia, cambio climático y efecto
de la deforestación en el escurrimiento del agua.
El perfil del ingeniero moderno del agua debe responder a las nuevas
tendencias económicas, sociales, culturales y ambientales de la
región; tener una formación integradora, con más
conciencia social, ambiental, ética y juicio crítico, que
le permitan actuar como agente de cambio ante la importancia de su
trabajo para mejorar la calidad de vida de los más pobres, bajo
los lineamientos del desarrollo humano sostenible.
El reto consiste en integrar disciplinas, hasta ahora separadas, como
ingeniería, economía, hidrología, ecología,
y enfoques sociales, a la luz de la ciencia y la tecnología,
para contribuir a la solución de problemas en torno a la
planificación y gestión de los recursos hídricos,
los impactos ambientales y sociales y la mitigación de desastres
de origen hidroclimatológicos, como inundaciones y
sequías.
Las falencias de los programas de educación en RH, además
de ser de índole cuantitativo, son cualitativas en
relación a los conceptos de la gestión integrada, la
gestión ambiental y de los conflictos existentes por los mismos.
Es necesario promover desde la academia el cambio de perfil de los
gestores del agua hacia la adopción de una forma moderna de
pensar, para lograr un verdadero impacto en los proyectos de agua y
saneamiento.
Está demostrado que la gestión convencional de los RH es
débil por ser inflexible a la hora de abordar los retos actuales.
Se recomienda a nivel de cada país, convocar especialistas tanto
de universidades como del sector del agua para diagnosticar la
situación actual y prospectiva de cómo estamos abordando
hoy la enseñanza e investigación en RH, en función
de la cantidad de profesionales formados y la calidad de los programas
de estudio, y como éstos están contribuyendo a alcanzar
las metas del milenio relacionadas al agua.
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