países
del Anexo B podría suponer un esfuerzo económico excesivo
y dado que desde el punto de vista del cambio climático da
igual donde se reduzcan las emisiones, desde el punto de vista económico
es mejor hacerlo donde sea más barato. En este sentido se
proponen unos mecanismos que permiten alcanzar la reducción
sin necesidad de que se haga dentro del país firmante. Dichos
mecanismos operan bajo una lógica costo-efectiva: reducir
allí donde sea más barato. En este mecanismo se centra
la discusión del artículo, dado que aquí se
busca medir la bondad de los proyectos MDL para los agentes que
hoy derivan sus sustentos del bosque que es objeto de conservación.
3. IMPORTANCIA ECONÓMICA Y AMBIENTAL DEL AREA DE
EStUDIO
El estudio de costos de fijación de CO2 se realizó
en el área de manglar de la Unidad de Manejo Integral Guapi-Iscuandé3
(ver figura 1). Esta UMI hace parte de la importante ecorregión
conocida como Corredor Biogeográfico del Chocó, está
localizada en el sur-occidente de Colombia, entre los departamentos
de Cauca y Nariño, surcada por ríos de gran caudal
como el Guapi, Iscuandé y Tapaje, con dos cabeceras municipales
importantes: municipios de Guapi e Iscuandé.
La
UMI seleccionada es de especial interés no solo por su riqueza
natural y por la preocupación existente en el ámbito
nacional sobre el manejo de zonas costeras, sino también
por el tipo de propiedad de la tierra preponderante en el área.
Por la Ley 70 de 1993 el Estado adjudica a las comunidades negras,
mediante la constitución de concejos comunitarios, la titularidad
colectiva sobre las áreas que vienen ocupando de acuerdo
con sus prácticas tradicionales de producción.
El
área de estudio comprende 17.531,24 ha, en donde los pantanos
de manglar son la unidad geomorfológica de mayor extensión.
La
población que habita la UMI es en su mayoría afrocolombiana
y el uso ancestral que hacen del territorio
La
UMI es una categoría de distribución del territorio
costero de acuerdo a la oferta y demanda ambiental presente en el
mismo. Su delimitación es aun objeto de estudio por parte
de las entidades del Sistema Nacional Ambiental (SINA) de los departamentos
de Nariño y Cauca.
Figura
1 Unidad de Manejo Integral Guapi-Iscuandé
está
dedicado a la minería, extracción de madera; para
comercio y uso directo en la construcción de viviendas, canoas
e implementos de arte de pesca y, también, como combustible,
recolección de crustáceos y moluscos, pesca y la explotación
de subproductos del bosque en general. Una de sus principales fuentes
para la explotación del bosque la constituyen los ecosistemas
de manglar, razón por la cual estos han sido sometidos a
la sobreexplotación y abuso poniendo en peligro su sostenibilidad.
La
importancia de los ecosistemas asociados a los bosques de manglares
es que sostienen gran parte de la productividad ecológica
de las áreas estuarinas proporcionando la mayor cantidad
de energía química potencial, la cual sirve de nutrición
no sólo a los organismos que viven en ellas, sino también
en otras zonas vecinas mediante la exportación de una parte
de la energía almacenada y liberada por los manglares. Los
manglares poseen múltiples valores ecológicos entre
los que se destacan la producción de hojarasca, detritos
y compuestos orgánicos solubles que son aprovechados por
un gran número de organismos que conforman complejas redes
alimenticias, constituyendo de esta manera el hábitat de
una variada fauna residente y migratoria. El valor económico
de estos ecosistemas de manglar reside en que de sus funciones ecológicas
se derivan servicios económicos de importancia local, regional
y mundial. Estos servicios van desde el uso de recursos para alimentación,
combustible, medicina tradicional, implementos de navegación
y regulación de procesos inherentes al problema de cambio
climático, como captura o almacenamiento de carbono.
Los usos descritos desde el ámbito local presentan un trade
off con los intereses regional y mundial en la medida que la sobreexplotación
de los bosques incide sobre las funciones ambientales de interés
global asociadas al cambio climático. De esto deriva que
un cambio de uso del suelo o de la intensidad en el uso del mismo,
implica un costo de oportunidad para las comunidades locales (UMI
Guapi-Iscuandé) y para el país. Este costo de oportunidad,
es la base sobre la cual debe evaluarse la viabilidad de los proyectos
locales de MDL para derivar la real potencialidad que tienen los
países poseedores de bosques. Ello indica que de acuerdo
al uso actual del territorio y la riqueza de funciones del mismo
los proyectos MDL tienen diferente relevancia económica.
En
lo que resta de este artículo el lector encontrará
una estimación concreta de la potencialidad de una de las
funciones globales del bosque de manglar: captura o almacenamiento
de CO2. También se estiman los costos sociales que implican
la fijación de carbono en el marco de la formulación
de un proyecto MDL.
4.
ESTIMACIÓN DEL POTENCIAL DE FIJACIÓN DE CO2
El
potencial de fijación de CO2 en el sistema forestal de Colombia
ha sido presentado por el Ministerio del Medio Ambiente de Colombia
(MMA, 2000) en el “Estudio de Estrategia Nacional para la
implementación del MDL en Colombia”. A raíz
de esto, varios estudios vienen estimando ese potencial de fijación
de CO2 en situaciones concretas. Gutiérrez (2001) y Lopera
(2000) estiman este potencial para bosques plantados, en donde se
evalúa la viabilidad de distintas opciones de manejo de plantaciones
forestales comerciales bajo la estimación de distintas estrategias
de manejo, que aumenta la fijación de CO2 y su correspondiente
costo de oportunidad. MacDicken (1997) presenta diferentes métodos
para monitorear y estimar la fijación de CO2 en bosques nativos.
En el caso concreto de Colombia Herrera et al. (2001) hace una revisión
de estos métodos y proponen metodologías de cálculo
de capacidad de fijación de CO2 de bosques naturales secundarios
y primarios.
En este artículo partimos de la información de base
recopilada por el Plan de Ordenamiento de la UMI Guapi – Iscuandé.
En esta información de base se hicieron estimaciones de inventario
detallados de los distintos estratos y especies del bosque de manglar
en el área de estudio y se hicieron algunos supuestos que
permiten estimar tasas de crecimiento de la biomasa. A partir de
esta información hemos estimado la capacidad de fijación
de CO2 de acuerdo a los diferentes estratos del bosque de manglar.
Para
el cálculo de CO2 se parte de la ecuación 1 que permite
estimar el contenido de Dióxido de Carbono fijado4 por los
distintos estratos de la vegetación como se indica en la
tabla 2.
(1)
4
Para una revisión de los distintos métodos para estimar
Contenido de Carbono y Biomasa véase Lopera (2000) y Sancho
(1999).
5 CO2 = Dióxido de Carbono fijado por la vegetación,
B = Biomasa por ha, CC = Contenido de Carbono (45% según
IPCC), 44 = Peso de la molécula de CO2, 12 = Peso átomo
de carbono.
Para
estimar el CO2 fijado, primero se hizo una cuantificación
de la biomasa contenida en el bosque de manglar para los distintos
estratos arbóreos del área de estudio. El cálculo
de la biomasa está basado en los estudios de Clough (1997)
y Molina et al. (1994). Clough, mediante muestreos hechos en dos
especies de manglar (Rhizophora stylosa y Avicennia marina), determina
la relación alométrica entre volumen y biomasa, mediante
un modelo en el cual relaciona el diámetro del tallo o tronco
de los árboles con la biomasa de estos, el modelo resultante
indica que:
(2)
Según Molina13 el VAP se estima como:
(3)
En
la tabla 2 se presenta el cálculo de la biomasa para las
diferentes categorías diamétricas8 .
Tabla
2. Biomasa por categoría diamétrica
Fuente. Elaboración propia
La
biomasa es la base para llegar a la cuantificación del CO2
fijado y almacenado por la vegetación, lo que a su vez sirve
en el cálculo de las emisiones que se pueden evitar si se
consigue que la tasa de deforestación sea cero o cualquier
otro tipo de manejo del bosque que se proponga reducir la deforestación.
En la tabla 3 se indican los resultados del dióxido de carbono
potencial, almacenado, emitido y fijado en toneladas métricas.
Es necesario aclarar que cuando se habla de dióxido de carbono
almacenado se hace referencia al CO2 que los bosques primarios9
, aquellos que han alcanzado su madurez, han absorbido a lo largo
de toda su vida y guardan en su biomasa. Por recomendación
técnica se han incluido también las toneladas de CO2
que hasta ahora han absorbido los bosques secundarios (los cuales
aparecen en la tabla 3 como latizales y brinzales).
El
CO2 fijado10 está asociado a la captura que la cobertura
vegetal hace conforme va creciendo. La cuantificación del
dióxido de carbono en este caso se hizo mediante la aplicación
de la siguiente ecuación 4. Una estimación de referencia
en otro estudio es Sancho (1999) en bosques naturales de Costa Rica.
(4)
Tabla 3. Estimación del CO2 fijado por categoría
diamétrica y dinámica de manejo
Fuente.
Cálculos del autor con base en información de INVEMAR,
2001
El
CO2 no emitido puede entenderse como el carbono que se liberaría
a la atmósfera de no implementarse ningún tipo de
manejo en la zona. Se ha estimado que
6 W = Peso seco o biomasa en pie, medida en
kg, A y B son constantes estimadas en Clough (1997) y toman valores
de -0.6564 y 2.4292 respectivamente, VAP = Volumen del Árbol
en Pie.
7D = Diámetro del fuste, ALT = Altura del árbol.
8Las categorías diamétricas son clasificaciones que
se hacen de los árboles según el diámetro a
la altura del pecho, estas son de tres clases: fustales (con diámetro
? 15 cm), latizales (diámetro entre 5.1-15.0 cm) y los brinzales
(con diámetro entre 1.0 –5.0). Una muy buena explicación
de esto la da Sánchez et al. (2000).
7 D = Diámetro del fuste, ALT = Altura
del árbol.
8 Las categorías diamétricas
son clasificaciones que se hacen de los árbol
9 En otros estudios, se consideran como bosques
secundarios aquellos que tienen un diámetro superior a 30
cm.
10
Se entiende como CO2 fijado, se refiere al flujo de carbono de la
atmósfera a la tierra producto de la recuperación
de zonas (regeneración) previamente deforestadas, desde pastizales,
bosques secundarios hasta llegar a bosque clímax. El cálculo
por lo tanto está definido por el crecimiento de la biomasa
convertida a carbono (Alpizar, 1996).
11 C = CO2 compensado por el bosque secundario, ? = carbono en la
biomasa (45%), A = área del bosque, B = biomasa inicial en
el área, G = tasa de crecimiento anual, t = año.
en
un horizonte de treinta años con las tasas de deforestación
actual (4,7%) el bosque de manglar de esta zona equivaldría
a la emisión de 72.352 Ton de CO2 (tabla 3).
En
la tabla 3 se indica que la máxima cantidad de carbono que
pueden compensar las 17.907,24 has de manglar en la UMI durante
los 30 años de duración de un posible proyecto MDL
es de 432.779,02 Tons. De las cuales 94.693,74 Tons de CO2 pertenecen
al carbono acumulado por los bosques primarios a lo largo de su
vida. Las 338.058,28 toneladas restantes provienen del secuestro
de carbono que hacen los bosques secundarios y de la recuperación
de 376 has deforestadas para el cultivo de “coco” (coco
nucifera). El número de hectáreas recuperadas corresponde
al número de hectáreas sembradas de coco13 entre el
año 1997 y 2000 lo cual representaría para la sociedad
un costo de oportunidad la pérdida de ingresos derivadas
de este uso del suelo.
Asumiendo una tasa de crecimiento anual de 1.6 m3/ha14 ., el carbono
fijado (d) por los bosques secundarios sería de 94.368,30
Tons de CO2, mientras que las actividades de reforestación
fijarían 243.716,98 Tons. En términos porcentuales,
los bosques primarios participarían con el 21.7% de las compensaciones,
los bosques secundarios con el 22% y las actividades de reforestación
con el 56,3%. Con todo lo anterior, se deduce que valor presente
de captura de carbono será de 14.426 toneladas anuales.
5. ESTIMACIÓN DE LOS COSTOS DE FIJACIÓN DE
CABONO
Para evaluar cualquier proyecto MDL se requiere la estimación
del costo del servicio de secuestro de carbono, en donde se deben
considerar la estimación del costo de oportunidad social,
el costo del plan de manejo de la zona y los costos de transacción
que tienen que ver con los costos de comercialización del
carbono.
12 C = C2 compensado por el bosque
secundario, K = carbono en la biomasa (45%), A = área del
bosque, B = biomasa inicial en el área, G = tasa de crecimiento
anual, t = año.
13
Es importante aclarar que este estudio sólo se está
teniendo en cuenta una pequeña parte de lo que serian las
actividades de reforestación y nada de lo que implican las
actividades regeneración natural de los bosques, actividades
que serán el resultado de la formulación del plan
de manejo integral para la zona y que muy seguramente redundarán
en significativas fijaciones de dióxido de carbono.
14 Tomado de Molina (1994). Según este autor los bosques
en sus primeros años alcanzan sus más altos niveles
de Productividad.
15 Las tierras a las que Ramírez
(2002) hace referencia son tierras de propiedad privada para establecer
bosques plantados a diferencia de las de este estudio que son de
propiedad colectiva.
5.1. Definición del costo de oportunidad
El
costo de oportunidad es ampliamente conocido como el valor de un
recurso en su mejor uso alterno sin importar si se está hablando
de las elecciones que realizan los consumidores o si por el contrario
se habla de las disposiciones de los empresarios.
El
costo de oportunidad relevante en este estudio es el de la tierra.
Los propietarios de tierras, las comunidades negras de la UMI en
este caso, tienen dos alternativas para elegir sobre sus tierras
de titularidad colectiva. La primera es alquilar el terreno y recibir
unos ingresos por el alquiler de la misma. La otra opción,
es dedicarla a algún tipo de explotación comercial
directa. En cualquiera de las alternativas, el costo de oportunidad
de la tierra viene a ser el monto de los flujos de ingresos no percibidos
en un determinado periodo de tiempo, ya sea a través de la
renta de alquiler o de los rendimientos derivados de los beneficios
netos esperados de actividades agrícolas.
Para
el caso de estudio, la UMI Guapi-Iscuandé, el concepto conduce
a entender que las comunidades negras propietarias de los terrenos,
ante un eventual proyecto MDL dejarían de realizar algunas
de las actividades que normalmente desarrollan y dedicarían
sus tierras a la prestación del servicio de fijación
de carbono, razón por la cual la retribución por este
servicio deberá reflejar como mínimo los costos de
oportunidad de los ingresos perdidos con las actividades que serían
desplazadas. En lo que sigue de este artículo se hace el
cálculo del costo de oportunidad para los bosques de manglar
de la UMI Guapi-Iscuandé, como base para evaluar la viabilidad
de los proyectos MDL.
5.2. Cálculo del costo de oportunidad
Ramírez
et al. (2002) encontró diecinueve alternativas diferentes
para el uso de la tierra15 que serían evaluados por los propietarios.
Estas alternativas se pueden resumir básicamente en dos.
La primera será que el propietario coseche personalmente
el bosque y la segunda opción es vender o alquilar el terreno
a su uso más lucrativo. La segunda alternativa presenta diferentes
posibilidades: vender el bosque como secuestrador de carbono a perpetuidad,
establecer una serie de contratos de almacenamiento de carbono sin
cosechas entre un contrato y otro y registrar una serie de contratos
de almacenamiento con cosechas o intervención, entre los
contratos. Las otras alternativas que plantea Ramírez son
una combinación de las anteriores.
De
los usos que se observan en la tabla 4, la pesca tradicional, la
extracción de moluscos y crustáceos, algunas de las
modalidades de la extracción de madera y el uso cultural
no riñen con el servicio de fijación de carbono y
podrían seguirse realizando con la condición de que
se efectúen de manera sustentable bajo previo estudio. El
plan de manejo puede incluir la prestación del servicio de
secuestro y al mismo tiempo los usos anteriores con un control adecuado.
Sin embargo, hay otras actividades que con la que la fijación
de carbono presenta un trade-off puesto que no pueden realizarse
al mismo tiempo que esta (INVEMAR et al., 2001). La compensación
de carbono tiene un efecto de total desplazamiento sobre actividades
como el cultivo de coco, la producción de leña para
carbón y madera para uso comercial y doméstico en
las viviendas.
Tabla 4. Usos tradicionales del área del bosque
Fuente. Iinformación de INVEMAR
(2001)
A
continuación se estiman el costo de oportunidad asociado
a la pérdida de ingresos derivados de las actividades que
presentan un trade-off entre fijación de carbono y el uso
actual del suelo en este territorio de propiedad colectiva (tabla
5 y 6).
Tabla 5. Valor económico del cultivo de coco (miles de
pesos de 2002)
Fuente. Cálculos del autor con base en
información de INVEMAR, 2001
Tabla 6. Ingresos de las actividades desplazadas (millones de
pesos de 2002)
Fuente. Cálculos del autor con base en
información de INVEMAR, 2001 y Asociación de Carboneros
de Tumaco (2003).
Los
ingresos asociados a solo tres (3) actividades económicas
en el área de estudio y que pueden entrar en trade-off con
el servicio de fijación de CO2 asciende a la suma de $1.163
millones al año. Esta estimación no debe entenderse
como un indicador de las ganancias de las mismas, puesto que su
cálculo tiene como objetivo proporcionar una medición
aproximada de la magnitud e importancia económica de las
actividades que se verían desplazadas por la prestación
del servicio ambiental propuesto.
En
este sentido, el costo de oportunidad anual del servicio de secuestro
de carbono es al menos de $1.163 millones de pesos año. Lo
cual indica que las comunidades de la UMI Guapo-Iscuandé
no estarían dispuestas a dejar de desarrollar al menos estas
tres actividades y dedicar sus tierras al servicio ambiental si
de esta nueva actividad no reciben al menos unos ingresos iguales
a los de las actividades desplazadas. Un análisis más
integrado de las cifras amerita comparar estos costos de oportunidad
en el periodo de un proyecto MDL (30 años en nuestro caso)
frente el servicio prestado y los ingresos asociados al precio pagado
por tonelada de CO2 fijado en el mercado.
Asumiendo
precios constantes del año 2002 como base y una tasa de descuento
del 12%, propia de proyecto sociales, se obtuvo que el valor presente
de los ingresos de las actividades desplazas era de US$7.87 por
tonelada de carbono compensada.
El
precio al que se ha negociado en la mayoría de los proyectos
forestales en América latina es de US$10/ton, en donde se
incluyen todos los costos asociados a la prestación del servicio.
Con un precio de US$10/ton es claro que dedicar los bosques de la
UMI a la prestación del servicio de fijación de carbono
parece ser una opción atractiva para las comunidades propietarias
puesto que este precio cubre su costo de oportunidad; pero debe
tenerse en cuenta que hay otros costos (costos de transacción
y plan de manejo integral) que deben ser cubiertos y para los cuales
el alto costo de oportunidad no deja mucho margen de maniobra (UICN
SUR, 2001).
5.3. Costos del plan de manejo y costos de información
El
costo de oportunidad es solo uno de los tres tipos de costos descritos
para la formulación de proyectos MDL. En este sentido hay
que adicionar los que se incurran en el plan de manejo y los costos
de transacción. En este artículo no estimamos estos
dos tipos de costos, dado que ello demandaría la formulación
concreta de un proyecto MDL, pero su definición conceptual
permitirá precisar la viabilidad potencial de este tipo de
proyectos en escenarios reales que integren todos los costos de
proyectos MDL.
Los costos del plan de manejo se refieren al monto en que haya que
incurrir antes y durante la puesta en marcha del plan de manejo
integrado para la zona17 .
De
otro lado, los costos de transacción asociados a los proyectos
forestales incluidos en el MDL son aquellos necesarios para lograr
la comercialización del carbono fijado. Según el estudio
de MINAMBIENTE6 los costos de transacción para este tipo
de proyectos se dan en dos etapas:
1.
Costos de transacción ex ante: Incluyen los costos de preparación
de los proyectos, tales como los costos de identificación,
formulación y aprobación de proyectos, también
incluyen los costos de internalización y capacitación,
impuestos nacionales, etc.
2.
Costos de implementación: Son los costos de transacción
en que se debe incurrir durante la puesta en marcha de los proyectos
para poder cumplir con las normas impuestas a la operación
del MDL. Los costos de implementación principales son los
costos de comercialización, de mitigación de riegos,
entre otros.
El
monto de los costos de transacción va a depender de cómo
se consolide la entidad que evalúe los proyectos forestales
de secuestro de carbono en cada país y de las decisiones
que tomen los países que ratificaron la convención.
Estos costos podrían ser los más altos si no se suprimen
costos de burocracia asociados a la formulación y aprobación
de los diferentes proyectos.
En la figura 2 se presenta una relación gráfica entre
los costos del secuestro de carbono y los ingresos que deberían
obtenerse por este servicio, a medida que los costos aumentan los
ingresos netos que se reciben deberían aumentar para que
dedicarse a esta actividad sea viable. En este caso en particular,
los costos asociados a la prestación del servicio serán
muy altos, dado que los costos de oportunidad representan casi el
80% de la retribución posible por un proyecto MDL; generalmente
se encontrará que esto costos de oportunidad serán
altos en aquellas zonas donde la comunidad obtiene su sustento del
bosque natural. Con un ingreso de US$10/ton solo se cubren el costo
de oportunidad y parte de los costos del plan de manejo. Sin duda,
un proyecto con estas características no será atractivo
para ningún agente que desee participar en los mercados de
MDL.
Figura
2. Costos asociados al servicio de compensación del CO2
El margen que deja el costo de oportunidad conduce a plantear que
la potencialidad económica de los bosques de manglar como
sumideros desde el punto de vista económico es muy limitada
o posiblemente no existe la potencialidad como se ha tendido a creer
de manera generalizada.
6.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Los resultados obtenidos muestran que en la UMI se pueden compensar
aproximadamente 432.779 toneladas métricas de carbono en
los treinta años de duración del proyecto. El costo
social por tonelada de CO2, teniendo en cuenta solo el costo de
oportunidad, alcanza un valor medio de U$7.87, costo que desvirtúa
la potencialidad de los bosques de manglar de la UMI como sumideros
de carbono, dado que el precio promedio pagado en la mayoría
de los proyectos de fijación de CO2 se han transado a un
precio máximo de U$10/ton y considerando que el costo de
oportunidad no es el único costo en que se debe incurrir
para la prestación del servicio.
El
indicador de costo medio no es el más adecuado para la toma
de decisiones y, por ende, limita el alcance de un análisis
que puede hacerse con base en el. Avanzar en un indicador de costo
marginal que incluya los costos del plan de manejo y los costos
de transacción permitiría definir cuáles serían
las toneladas de dióxido de carbono que deberían compensarse
bajo una racionalidad maximizadora de los agentes en el largo plazo.
A
la luz de la información que se tiene, los costos estimados
desvirtúan la probable potencialidad económica de
este bosque de manglar como sumideros de carbono. El MDL en zonas
como la UMI, fuertemente intervenidas y donde los costos de oportunidad
son tan altos, no representa mayor atractivo económico porque
los costos de oportunidad reclaman un porcentaje muy alto de los
ingresos que se obtienen. La potencialidad o factibilidad económica
de estos bosques podría recuperarse si el precio al que se
negocian proyectos como estos, que tienen un alto valor agregado
asociado, se define de una manera diferente. No obstante, no debe
olvidarse que el potencial forestal de los bosques de manglar como
sumideros existe, se encontró que en términos relativos
los bosques de manglar del Pacífico fijan 1,2 ton/ha mientras
que en otras regiones como Costa Rica la fijación por hectárea
en bosque plantado es de 1,5 ton, lo cual es una muestra clara de
que existe una potencialidad en estos bosques que debería
ser aprovechada.
Un
factor que debe ser tenido en cuenta en estudios futuros son los
costos de transacción. Para comunidades como las de la UMI
Guapi-Iscuandé asumir de manera aislada estos costos representaría
un esfuerzo tan excesivo que posiblemente los deje sin ninguna posibilidad
de participar en el mercado de fijación carbono. Igual sentido
tendría una estructura de formulación de proyectos
MDL a nivel nacional con altos costos de burocracia que inciden
en la disminución sustancial de la viabilidad económica
de los proyectos.
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alpizar, W. 1996. Proceso metodológico para la cuantificación
de carbono de la biomasa en pie en bosque natural y su estimación
de no emisión y fijación. OCIC, mímeo.
Clough, B.F., P. Dixon & O. Dalhaus, 1997. Allometric relationships
for estimating biomass in multi-stemmed mangrove trees. Australian
Journal of Botany 45: 1023-1031.
Gutiérres
et al (2001). Valoración económica de la fijación
de carbono en plantaciones tropicales de pinus patula. Universidad
Nacional de Colombia, sede Medellín.
Herrera
M.A, del Valle J., Sergio Orrego. 2001. Biomasa de la vegetación
herbácea y leñosa pequeña y necromasa en
bosque tropicales primarios y secundarios de Colombia. Simposio
Internacional Medición y Monitoreo de la captura de carbono
en los ecosistemas forestales. 18 al 20 de octubre de 2001. Valdivia
– Chile.
INVEMAR,
CRC, CORPONARIÑO, I.I.A.P, BID, Consejos Comunitarios de:
Guajui, Bajo Guapi, Chanzará, Unicosta y Alto de Sequihonda.
2001. Formulación del plan de manejo integrado de la zona
costera para el complejo de las Bocanas de Guapi-Iscuandé.
Informe técnico fase I (Caracterización y diagnóstico).
Lopera
A., y Victor Gutiérrez. 2000. Viabilidad técnica
y económica de la utilización de plantaciones de
pinus patula como sumideros de CO2. Tesis de grado. Universidad
Nacional de Colombia, sede Medellín.
MMA
– Ministerio del Medio Ambiente. 2000. Estudio de Estrategia
Nacional para la implementación del MDL en Colombia. Bogotá.
MacDicken
K.G. (1997). A guide to monitoring carbón storage in forestry
and agroforestry projects. Winrock International Institute for
Agricultural Development, Arlington.
Ramírez,
O, Carlos Carpio, Rosalba Ortiz, Brian Finnegan . 2002. Economic
value of the carbon sink services of tropical secondary forests
and its management. en: environmental and resource economic. Kluwer
Academic Publishers. Netherlands.
Sánchez
. P., H. G. Ulloa Delgado, R. Alvarez León, W. Gil-Torres,
A.S. Sánchez Alferez, O. A. Guevara Mancera, L. Patiño
Callejas y F. E. Páez Parra. 2000. Hacia la restauración
de los manglares del Caribe de Colombia. H. Sánchez-Páez,
G. Ulloa-Delgado y R. Alvarez León (eds). Minambiente.
Acofore . OIMT. 350 p.
Sancho
F. y Lauwrence Pratt. (1999). Estimación del costo marginal
de los servicios de fijación de carbono en Costa Rica.
CLACDS, San José. CEN 704.
UICN SUR (Unión Mundial para la Naturaleza, oficina regional
para América del Sur). 2001. El Mecanismo de Desarrollo
Limpio y los proyectos forestales: Lineamientos para formular
políticas sobre la temática forestal y el Mecanismo
de Desarrollo Limpio. Ecuador.
UNFCCC
(1997). Kyoto Protocol to the United Nations Framework Convention
on Climate Change. FCCC/CP/1997/L.7/Add.1, disponible en http://www.unfccc.de.
Watson,
Robert T. (2007). Cambio climático 2001: Informe de síntesis.
Contribución de los Grupos de Trabajo I, II, y III al Tercer
Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático. Banco Mundial.
Wigley
Tim. (1996). Climate models — Projections of future climate.
En: Climate Change 1995: The Science of Climate Change, Contribution
of Working Group I to the Second Assessment Report of the Intergovernmental
Panel on Climate Change, J. T. Houghton, L. G. Meira Filho, B.
A. Callander, N. Harris, A. Kattenberg and K. Maskell (eds.),
Cambridge University Press, Cambridge, Reino Unido, págs.
285-357.
Wigley
Tim., Atul K. Jain, Fortunat Joos, Buruhani S. Nyenzi, P.R. Shukla
(1997). Implicaciones de las propuestas de limitación de
emisiones de CO2. Documento Técnico 4 del IPCC. Grupo Intergubernamental
de Expertos sobre el Cambio Climático. ONEP-PNUMA. ISBN:92-9163303.
|